El mercado de autos eléctricos en México es incipiente; esto a pesar de que en los últimos años la penetración de mercado de este tipo ha crecido, estas tecnologías solo representan el 0.35 por ciento del parque vehicular ligero que está en circulación.
Desde la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz consideró que es urgente que el país se sume a la lista de países con compromisos y políticas públicas integrales que promuevan la transición hacia la electromovilidad.
Si recordamos, los diferentes gobiernos han implementado estímulos para aquellos que “se animen” a comprar un auto de este tipo como lo era el no pagar impuestos por concepto de tenencia, entre otros, que no impulsaron el consumo.
Uno de los problemas que detectó la asociación tiene que ver con una de las mayores discusiones que se viven en el ambiente político: el abasto de energías limpias.
¿Cuál es el problema con los autos eléctricos?
Más allá de los elevados costos, existen cuatro elementos indispensables que se deben atender para lograr la transición: el marco jurídico, la infraestructura, incentivos y educación al consumidor.
Durante 2016 circulaban poco más de ocho mil unidades de este tipo en el país, cinco años después este número rebasa los 115 mil autos, pero esto para nada es suficiente.
Esto cobra relevancia si de las mil 500 estaciones que se tienen de recarga en el territorio nacional, 50 por ciento se encuentra en la Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco y Estados Unidos; 70 por ciento son públicas y 30 por ciento privadas.
Si bien este último dato es positivo para el consumidor, en la realidad quiere decir que los autos eléctricos y todo lo que los rodea no es atractivo para la inversión privada.
¿Qué se necesita?
La AMIA encontró cuatro puntos clave, pero no los únicos, porque también está la parte del mantenimiento de las unidades, las carreteras y el costo, pero a falta de competencia, los precios difícilmente serán accesibles.
Más allá de eso, tampoco habrá el impulso necesario para que lleguen más y mejores tecnologías; ya que para la industria, contar con unidades de combustión interna es mejor, sirve que eliminan su parque en países como el nuestro, y que sí pongan interés en sus desarrollos en otras naciones.
Esto no solo es responsabilidad de gobiernos o de la industria o clientes, sino de que todos a la vez, hagan más fácil la transición que, nos guste o no, es necesaria y tarde o temprano llegará.