¿Ya terminó? Esta pregunta ha estado en la punta de la lengua de millones de personas alrededor del mundo durante casi dos años, mientras buscábamos el momento en el que pudiéramos proclamar que la crisis generada por la COVID-19 había concluido.
En 2021, después de un año en el que se modificaron las expectativas de nuestras vidas y carreras, buscamos un nuevo camino, una forma de vivir y trabajar que se sintiera correcta y sostenible en medio de la pandemia.
Adoptamos nuevas formas de separación y descentralización. Desde la manera en la que hacemos nuestro trabajo, con la proliferación de las modalidades remota e híbrida, hasta la forma en la que fabricamos y enviamos bienes, con la creciente preferencia por los centros de la cadena de suministro local, en lugar de los centros de fabricación global. También transformamos la manera en la que hacemos transacciones bancarias, a medida que las finanzas basadas en blockchain ganan terreno.
Hemos avanzado, pero no, aún no hemos llegado. En 2022, seguiremos perfeccionando y redefiniendo esta “nueva normalidad”. ¿Qué podemos esperar para el próximo año?
Cada diciembre, las y los editores de LinkedIn piden a nuestra comunidad de Influencers y creadores de contenido que compartan las Top Ideas que, a su juicio, definirán el 2022. Este año, mientras seguimos encontrando nuestro camino en medio de una pandemia impredecible, ofrecemos una selección de pensamientos en torno a dónde nos dirigimos en el trabajo, en casa y en todas partes.
No se trata en absoluto de una lista completa, ¡y te invitamos a que te unas a esta reflexión colectiva! ¿Qué tendencias crees que regirán el próximo año? Comparte tus ideas en los comentarios o publica un post, artículo o video en LinkedIn con el hashtag #BigIdeas2022.
1. El próximo capítulo de la pandemia se centrará en la salud mental
En 2022 el mundo tendrá que hacer frente al trauma que la pandemia ha dejado a su paso. Puede que la vida esté volviendo lentamente a la normalidad, pero son muchas las personas que siguen lidiando con el dolor, la depresión y la ansiedad. “Habrá mucho trabajo que hacer porque vamos a ver mucha devastación [en] 2022”, asegura Rhonda Medows, presidenta de salud poblacional de la red de hospitales Providence en Renton, Washington. “Seremos testigos de una generación perdida si no lo hacemos”, añade, refiriéndose a los retos a los que se han enfrentado –y siguen enfrentándose– niños y adolescentes.
Pero la demanda de servicios de salud mental está superando a la oferta. Y con el mundo sumido en una escasez extrema de médicos –muchos de ellos víctima de su propio agotamiento–, las plataformas digitales cobrarán protagonismo, incluso más allá de las aplicaciones actuales que conectan a pacientes y terapeutas.
Los investigadores ya están tratando de encontrar biomarcadores, incluso a través de pruebas genéticas, para asignar a los pacientes fármacos como los antidepresivos, que funcionarán de forma diferente en función de cada individuo. La próxima frontera también incluirá aplicaciones y wearables para ayudar a las personas a gestionar sus tratamientos, asegura Courtney Billington, presidente de Janssen Neuroscience. Estas herramientas permitirán actualizar los síntomas en tiempo real o realizar un seguimiento de los signos vitales que puedan estar relacionados con la salud mental, como la frecuencia cardíaca. Llegado el momento, estos datos podrían compartirse con los médicos o ser supervisados por ellos.
2. Las fábricas volverán a casa (y serán más inteligentes)
La pandemia, la volatilidad de la demanda, la escasez tanto de trabajadores como de espacio de carga y una climatología adversa han creado la tormenta perfecta en la cadena de suministro global. Y en esta era de impaciencia consumidora nos enfrentamos a una experiencia poco habitual: tenemos que esperar días, semanas, meses para recibir nuestros tenis, coches y juguetes (¡la Navidad ya está aquí!).
Los expertos creen que la crisis se prolongará más allá de 2022. Y que la cadena de suministro no volverá a ser la misma: sufrirá una revolución y las empresas se centrarán menos en recortar costos y más en asegurarse de tener la capacidad y la resiliencia necesarias para mantener a raya las alteraciones meteorológicas. Las compañías acercarán sus operaciones a casa. De hecho, ya lo están haciendo: el año pasado, alrededor del 75% de las empresas declararon que estaban ya reubicando su producción en sus países de origen o en los países vecinos, según una encuesta realizada por Bank of America a 3.000 compañías.
Además, para mantener los costos bajo control, cada vez más empresas empezarán a construir “fábricas inteligentes”, haciendo hincapié en la automatización, las plataformas en la nube y otras tecnologías, opina Stefano Elia, profesor de la Universidad Politécnica de Milán (Italia). “[Esto] permitirá a las organizaciones reducir costos, mejorar la calidad y, sobre todo, disparar la demanda de mano de obra cualificada en su país o región de origen».
¿Y cuál será la reacción de los principales hubs de fabricación global? Desde luego, no van a esperar sentados. “China y otros países similares pondrán en marcha medidas políticas y económicas para aumentar el atractivo de sus economías”, afirma Elia. “Anticipo una competencia internacional».
3. Las grandes tecnológicas lo intentarán, pero fracasarán en su empeño de apoderarse del metaverso
Por una vez, las big tech no se quedarán con el premio gordo. La siguiente versión de la web está por caer, y rebasará los límites de nuestras pantallas: el metaverso es un término que describe las experiencias de inmersión y colaboración en 3D que ya se están abriendo paso en nuestras vidas. Muchos al escuchar la palabra “metaverso” pensarán en auriculares —Oculus, por ejemplo, o los HTC Vive– que nos transportan a un mundo pixelado en el que interactuamos con avatares digitales. Pero el metaverso es mucho más variado; abarca desde las experiencias aumentadas existentes (¿te acuerdas de Pokemon Go?), hasta los mundos de juego de alto nivel.
Mientras nos embarcamos en el próximo gran cambio tecnológico, la tensión entre las plataformas cerradas y abiertas continuará. Al igual que en la transición a lo móvil, las grandes tecnológicas intentarán hacerse con todo el control posible sobre este nuevo paradigma. Prueba de ello es el cambio de marca de Meta, antes conocida como Facebook. Pocos días después, Microsoft (empresa matriz de LinkedIn) también anunció sus propios planes para el metaverso. Pero, a diferencia de los hitos tecnológicos anteriores, el metaverso será mucho más difícil de amurallar y controlar gracias a dos fuerzas importantes. La primera es el blockchain, que permitirá a quienes participen del metaverso construir y utilizar tecnología descentralizada: ya no dependerán únicamente de los gigantes tecnológicos. La segunda es que los artistas y tecnólogos que están sentando las bases del metaverso ya no están en deuda con las grandes tech como antes: gracias al blockchain disponen de un medio descentralizado para ganar dinero. Esta nueva versión de la web nace con el potencial de ser abierta y de ofrecer un contexto donde se recompense a los creadores individuales por sus contribuciones.
4. La recuperación del sector aéreo se teñirá de verde
Entre los logros de la COP26, los relacionados con el sector de la aviación han pasado relativamente desapercibidos. Sin embargo, de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático salió una dirección clara: 23 países firmaron la Declaración de ambición climática de la aviación internacional, que reconoce la necesidad de que el sector “crezca de forma sostenible”.
Los datos del Grupo de Acción para el Transporte Aéreo –que engloba 1.860 aeropuertos, 258 aerolíneas internacionales, 80 organizaciones de gestión de tráfico aéreo– ponen de manifiesto que el transporte aéreo es responsable de cerca del 2% de las emisiones de dióxido de carbono producidas por el hombre y de cerca del 12% de las emisiones del sector del transporte. Y, ojo, no debemos olvidar que poco más del 10% de la población mundial volaba antes de la pandemia.
Una de las formas más viables de reducir el impacto ambiental del transporte aéreo pasa por el combustible de aviación sostenible (SAF, en sus siglas en inglés): biocombustibles obtenidos a partir de residuos alimentarios agrícolas y forestales que pueden garantizar hasta un 90% menos de emisiones que los combustibles fósiles. “En un futuro inmediato, los biocombustibles de segunda generación, obtenidos a partir de productos que no compiten con los alimentos, son la apuesta por una aviación más sostenible», explica Pierroberto Folgiero, CEO de Maire Tecnimont. “Se trata de una tecnología innovadora que puede aplicarse de inmediato y puede estar operativa de aquí a tres años”, precisa. En 2022, además, llegarán los primeros resultados de los ensayos que Airbus está realizando con aviones en los que está utilizando combustible sostenible como una fuente de energía y también se espera que, el próximo octubre, la asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional defina los objetivos de descarbonización del sector.
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5. Las redes eléctricas de todo el mundo se conectarán
La demanda mundial de energía podría aumentar hasta un 58% en las próximas tres décadas. Para satisfacerla y evitar una catástrofe climática, las empresas y los gobiernos están presionando para electrificar tantas partes de nuestra vida como sea posible.
Sólo hay un problema: A diferencia del carbón, el petróleo o el gas natural, la electricidad es difícil de almacenar, y las energías renovables se consumen principalmente cerca de donde se producen. Para resolver este reto habrá que unir las redes eléctricas del mundo con la ayuda de cables submarinos.
«Las redes son el gigante olvidado de la inversión energética mundial», afirma Alessandro Blasi, asesor de la Agencia Internacional de Energía. «Construir nuevas fuentes de energía es importante, pero no suficiente, ya que la energía tiene que llegar a los centros de consumo».
Las obras han comenzado en Europa, con un cable de 720 kilómetros que une Noruega con el Reino Unido y que entró en funcionamiento en octubre. Se espera que haya más, con 72,000 kilómetros de cable conectados a la red para 2030, según The Economist.
«Hoy más que nunca, es necesario tener un sistema eléctrico aún más interconectado a nivel internacional», afirma Stefano Donnarumma, director general de Terna, operador de la red internacional. «Con el aumento de la cuota de renovables, será posible contener y reducir gradualmente los costos de la energía, en beneficio del medio ambiente, la ciudadanía y las empresas».
6. La edad de oro de las vacunas empezará a tomar forma
Las vacunas contra COVID-19 con las que contamos hoy día se han realizado a un ritmo récord, y hay mucho más por venir. Se espera que se desarrollen con mayor rapidez y que en un futuro, puedan proteger de más de un virus.
En el corto plazo, las y los investigadores seguirán experimentando con vacunas más rentables y «probadas» a base de proteínas, y con necesidades de almacenamiento menos onerosos, para que puedan llegar a los países más pobres, comenta Brendan Borrell, autor de «The First Shots: The Epic Rivalries and Heroic Science Behind the Race for the Coronavirus Vaccine».
En un futuro, «los equipos de investigación esperan desarrollar una vacuna «pan-coronavirus» que no sólo proteja a las personas contra todas las variantes del Covid, sino también, potencialmente, contra otros tipos de coronavirus más agresivos, como el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio», añade Borrell.
Es de esperar que todos estos esfuerzos se aceleren. Los científicos y los políticos ya tienen como objetivo un plazo de 100 días desde «el laboratorio hasta la inyección«, asegura Jeremy Farrar, director de la fundación benéfica Wellcome Trust. Pero Farrar cree que incluso eso es demasiado tiempo. Prevé reducir el plazo desde el genoma hasta la vacuna a sólo siete días, con un despliegue mundial en 30 días. ¿Cómo lo planea hacer? Identificando las 20 ó 50 familias de virus del reino animal con mayor potencial pandémico y construir «una biblioteca de vacunas avanzadas» que puedan estar listas con sólo pequeñas alteraciones.
Esta debería ser nuestra ambición para el final de esta década: “un gran salto de nuestra generación», añade Farrar.
7. El rostro del espíritu empresarial cambiará
En los últimos 18 meses se ha producido una explosión de nuevas empresas en todo el mundo, a medida que los innovadores tratan de alterar los viejos modelos y crear soluciones para un mundo post-pandémico. Pero mientras los puestos directivos en las grandes compañías han avanzado hacia una mayor diversificación, en el mundo del emprendimiento parecen seguir iguales. Sólo el 2,2% del capital de riesgo se destinó a empresas fundadas por mujeres en los primeros ocho meses de 2021, según Crunchbase. Por otro lado, las y los emprendedores afroamericanos únicamente recibieron una pequeña fracción —poco más del 1%— del financiamiento de capital riesgo en Estados Unidos.
¿Será 2022 el año en que veamos un cambio significativo en la tierra de las startups? Los indicios apuntan a que sí. Cada vez más inversionistas en fase inicial han añadido cláusulas de diversidad a sus contratos, y los principales actores, como Softbank, han empezado a crear programas de financiamiento especializados para apoyar a founders de startups con orígenes diversos.
Michele Romanow, cofundadora de Clearco, predice un cambio de paradigma en la inversión, ya que «las tecnologías que democratizan las oportunidades de creación de riqueza y arreglan nuestro sistema de distribución de capital roto se convierten en la opción por defecto». Según ella, es posible que más sociedades de capital de riesgo recurran a la inteligencia artificial para identificar empresas prometedoras, poniendo énfasis en los fundamentos del negocio por encima de la demografía de las y los fundadores. Esta tecnología puede ayudar a eliminar el tipo de prejuicios iniciales que han frenado los esfuerzos de inclusión y diversidad.
8. El fin del centro comercial como lo conocemos
¿Hasta qué punto siguen siendo relevantes los centros comerciales en un mundo donde el e-commerce crece diez veces más que las ventas en tiendas físicas? Es lo que plantea el ex presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno. Es más, un 25% de estos espacios corre el riesgo de cerrar sus puertas en 2022 en Estados Unidos, como advierte Credit Suisse.
La clave está en que los centros comerciales sean flexibles y reconfigurables: “Cada periodo de seis meses, el centro debe cambiar de escenografía, como si de un montaje teatral se tratara, donde las marcas son las actrices. (…) El objetivo es llevar las audiencias al centro (incluso aquellas que no tienen intención de comprar nada) y crear un telón de fondo experiencial”, explica. El modelo del centro comercial como lo conocemos hasta ahora está en crisis, y no basta con quedarse en la superficie: hay que resetearlo.
9. ¿Nos comerá la inflación?
Materias primas, energía, vivienda, combustibles, alimentos… Quedan pocas categorías en las que no estén aumentando los precios. Y así como la inflación ha sido el tema de preocupación global del año en curso, no hay señales claras de que cederá en el 2021. Lo más preocupante es que el poder adquisitivo de los trabajadores será el más afectado, explica a LinkedIn Noticias Felipe Morales, Coordinador Editorial de Capital Humano en El Economista. “Mientras el aumento al salario mínimo será tres veces superior a la inflación, los ajustes en los salarios contractuales quedarán por debajo de este indicador”, recalca.
Y dado que se trata de un fenómeno globalizado, iniciado por la pandemia, se espera que los factores externos continúen afectando la inflación en el 2022. “La alta inflación se ha desencadenado por la desarticulación de la economía global, por la pandemia. Como la pandemia no ha terminado, seguramente la alta inflación tampoco. Al punto donde estamos, no descartaría que la inflación pudiera seguir al alza en lugar de bajar, explica Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base. El poder adquisitivo será menor mientras continúen estas condiciones, provocando así una cuesta de enero aún más pronunciada de lo habitual.
10. Nuestras ciudades empezarán a funcionar con cripto
Algunos gobiernos han comenzado a adoptar criptomonedas para financiar servicios municipales, nuevos programas y para pagar a las personas que trabajan para éstos. Miami ha llegado a un acuerdo para lanzar el MiamiCoin, que permite a las y los usuarios que minan nuevos tokens ganar parte de la criptomoneda que generan. Por otro lado, la alcaldesa de Reno (Nevada), Hillary Schieve, propuso un plan que incluye la venta de tokens no fungibles (NFT) para apoyar el arte público y el uso de organizaciones autónomas descentralizadas para vender participaciones basadas en criptomonedas, de las propiedades de la ciudad. En el caso de El Salvador, el presidente Nayib Bukele, anunció que su gobierno desea construir una Ciudad Bitcoin, pensando en atraer inversiones extranjeras.
¿Cuál es el beneficio de adoptar un enfoque de blockchain para los gobiernos? Pone las transacciones a la vista del público, impulsando la transparencia. Además, facilita la automatización de la mayoría de los procesos y puede reducir la burocracia, así como la probabilidad de errores.
«Dada su naturaleza trazable y segura, el blockchain puede funcionar como una red contable que permita un mayor grado de eficiencia y rendición de cuentas por parte de gobiernos e instituciones. Esta es la tecnología en la que se basan las criptomonedas y promueve precisamente transparencia, inmutabilidad y descentralización”, afirma Pablo González, cofundador de Bitso. “Soluciones como estas aportan valor agregado para la sociedad, y deben de ser bienvenidas como el resultado de colaboraciones públicas y privadas de alto impacto”.