Cada uno de los three amigos tiene un tema complicado que defender con sus socios comerciales. Para AMLO es la contrarreforma eléctrica. En el caso de Justin Trudeau, la protección a su industria de lácteos. Con Joe Biden es su propuesta para subsidiar la compra de vehículos eléctricos hechos en Estados Unidos.
Para Biden se trata de una propuesta central en su plan para colocar a Estados Unidos al frente de la competencia mundial en la producción de coches eléctricos. En una carambola de dos bandas, la propuesta lanza un cable a los sindicatos automotrices de Estados Unidos. El Gobierno otorgará hasta 12,500 dólares en créditos fiscales para quien compre un automóvil eléctrico hecho en Estados Unidos, producido por trabajadores sindicalizados. Tal y como están las cosas, el único automóvil que califica ahora para el subsidio máximo es el Chevrolet Bolt EV y el Bolt EUV. Quedan fuera, por ejemplo, los automóviles Tesla, porque en sus fábricas no se permiten plenamente los trabajadores sindicalizados. Queda fuera el Mustang Mach E, porque está hecho en México.
La Secretaria de Economía de México fue la primera en gritar Foul, respecto a la propuesta de incentivos fiscales de Estados Unidos. Está en contra del espíritu de lo pactado en el T-MEC, expresó Tatiana Clouthier Carrillo. No habría piso parejo. Es un caso de proteccionismo que contradice un acuerdo de libre comercio porque discrimina la producción hecha en un país socio. Entre líneas, podemos leer que Clouthier está preocupada porque esto no es una acción aislada. Desde la administración Trump se registraron diversos intentos para llevar de regreso a Estados Unidos una parte de la producción automotriz que ahora está en México. Hubo coqueteos y amenazas, pero las cosas quedaron más o menos igual.
Con la llegada de Biden y su equipo a la Casa Blanca, apareció un nuevo estilo y otras tácticas. Washington quiere que se utilice un nuevo criterio muy rígido para contabilizar qué parte de cada vehículo está hecho en cada país y en la región Norteamérica. Este nuevo criterio es rechazado por México y Canadá porque quitaría competitividad a sus industrias, frente a Estados Unidos. El gobierno mexicano decidirá en diciembre si lleva a un panel la controversia por los nuevos criterios estadounidenses.
Volvamos al subsidio a los coches eléctricos y veamos la postura de Canadá. En un encuentro con estudiantes, en Washington DC, el primer ministro, Trudeau dijo que estaba preocupado por el impacto negativo que podría tener esta propuesta. Su vice primer ministra, Christya Freeman abundó en el tema y dijo: “este incentivo tiene el potencial para convertirse en el tema dominante en nuestra relación bilateral”. Canadá es clave para la competitividad de la región América del Norte en la producción de vehículos eléctricos. Es una fuente riquísima de minerales críticos en los EV, por ejemplo litio, níquel, cobalto y grafito.
La Casa Blanca ha desestimado las críticas/quejas de sus socios comerciales. Previo a la cumbre de los three amigos, el vocero Chris Meagher dijo “hay una larga historia de usar créditos fiscales para incentivar elecciones de los consumidores”.
Lo cierto es que la iniciativa de Biden tocó un nervio vital en el cuerpo del T-MEC, en buena medida porque la industria automotriz es el mejor ejemplo de integración exitosa de las cadenas productivas en América del Norte. Las partes de un coche, hecho en México, van y vienen más de 10 veces entre los países de Norteamérica, en el proceso de fabricación del vehículo.
Para México, significan más de 110,000 millones de dólares de exportaciones anuales, incluyendo vehículos y autopartes. Además de alrededor de 900,000 empleos directos. Canadá se ha visto superada por México en los últimos años en automotriz y autopartes, pero sus números están muy cerca de los mexicanos en producción, exportación y empleos. ¿Podrá mantenerse este grado de integración y colaboración en la era de los vehículos eléctricos?
Luis Miguel González
El Economista