Aun con la reforma eléctrica que se pretende aprobar el próximo año para devolver la dominancia del sector a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) puede haber un mercado robusto para privados en el país, mismo que se diseñará en las leyes secundarias a los cambios constitucionales, según explicó a El Economista el analista del mercado eléctrico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Rodrigo Benedith.
Y es que detalló que un volumen promedio de generación de casi 150,000 gigawatts hora al año, equivalente al 46% de toda la generación eléctrica en el país, mismo que se pretende dejar en manos de privados para que compitan por venderle al único suministrador que será la CFE, es un volumen que equivale a casi el triple de los 57,000 gigawatts hora que se generan en toda América Central, es decir, de manera conjunta entre Costa Rica, Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Entonces, a decir del experto, la reforma energética que se discutirá el próximo año en el Congreso para modificar tres artículos de la Constitución reflejará sus implicaciones hasta que se modifiquen también las leyes secundarias al respecto, particularmente la Ley de la Industria Eléctrica, la Ley de la CFE y la de Transición Energética, para que comience a desarrollarse un mercado eléctrico con una visión más acorde a las necesidades actuales del país.
“Lo deseable sería tener menos generación de carbono y hacia allá va el sistema pero en principio se requiere de contar con todas las tecnologías disponibles y un operador que pueda ponerlas en marcha atendiendo las necesidades públicas, eso está probado que sólo puede hacerlo una empresa del Estado”, explicó el experto.
Por tanto, dejar que los privados compitan en un solo mercado para venderle a un solo suministrador, que sería la CFE si se aprueban los cambios en el Congreso, implicaría que 46% de la energía que se consuma en el país provendrá de fuentes privadas, que a su vez competirán por bajar costos y emisiones de gases de efecto invernadero.
“Hay que recordar que esta participación de privados, el 46%, es la que tenían en 2018, por lo que las grandes empresas que ya están en el país de hecho saben competir y obtener grandes beneficios ambientales, como lo hicieron en las subastas para adquisición de largo plazo del sexenio pasado. El modelo era perfectible y lo sabían y ahora se está mejorando, sin dejar fuera a los privados”, dijo el experto.
Concluyó que “hay que voltear a ver a España, que después de permitir al mercado dirigir la ruta de la generación, con fuentes renovables hacia un sistema altamente inestable, hoy tiene a la población con recibos que van a necesitar subsidios al llegar el invierno”.
Karol García – El Economista